Selva Lacandona, los hijos del sol
Estamos en Chiapas, México. Nos alojamos con sus nativos más osados y felices: los mayas lacandones.
Conviven alrededor de este esférico paisaje color verde principalmente, jaguares, inquietos tucanes, sigilosos tapires, traviesos monos araña, anfibios e insectos que cohabitan con 800 clases de mariposas coloridas. Es la vida, que acompaña con orquídeas y otras especies. Son flores endémicas, a veces mejores que si humanos comunes fuesen.
Dejo escrito Chan Kin, el patriarca de los mayas lacandones: “Hachakum creó el cielo y la selva. El cielo lo sembró de estrellas y la selva de grandes árboles. Las raíces de todas las cosas están conectadas. Cuando un árbol es derribado, una estrella cae del cielo”.
En pleno amanecer, la humedad de la madrugada rocía los helechos de agua, como llenándolos de luz. La tierra mojada desprende ese aroma inolvidable.
En el denso follaje, diversos ruidos de animales salvajes anuncian un nuevo día junto al graznar de las guacamayas rojas que se dejan querer aún en sus nidos construidos en orquedades de los árboles. Para los antiguos mayas, la ceiba sostenía con sus ramas al universo y comunicaba al hombre con el cielo.
Los hermosos tucanes se alimentan de frutos silvestres. Una pareja de quetzales con plumas atornasoladas silba desde su escondite, mientras grandes cocodrilos descansan en la ribera del río Usumacinta, el más caudaloso de México. La ceiba es símbolo de sabiduría y resistencia.
Jaguares y ocelotes regresan a sus madrigueras en lo más recóndito de la selva. Rústicas piraguas recorren las corrientes azules del río donde coinciden las aguas del Jacaté y el Ixcán. Una lluvia repentina sorprende a una diminuta rana.
Los primeros rayos del alba iluminan templos y santuarios de Palenque, Bonampak, Toniná y Yaxchilan. Un pequeño hijo del sol abraza una ceiba sagrada. Entonces, todo se ilumina. Despierta la lacandona.
La selva lacandona es territorio jaguar. Esta exhuberante selva se encuentra en el territorio de Chiapas, una extensa región tropical que comprende más de un millón de hectáreas, con una de las mayores biodiversidades del mundo que hay que preservar. Dentro de sus límites alberga la Reserva de la Biosfera de Lacan Tun y Montes Azules, espacios naturales protegidos desde 1992.
Veo los enormes árboles de caoba, cedro rojo, encino y fresno, pero la ceiba es el árbol rey, emblema del sureste que alcanza 60 metros de altura. La ceiba es el venerado patrón para los mayas lacandones; es el “hermano árbol”, como lo llaman: lo rodean con sus brazos, tocan el tronco y preguntan al cielo sobre su propia existencia. La ceiba sagrada es la memoria de la vida…
Imperdible...
Continuará en la siguiente entrega.